COGOLLO DEFIENDE AL PICBUL RATATÁN DE LOS BOBERMAN

COGOLLO: Noble cánido del Choro Gualeta. Feroz como el solo. Le gustan las perras, la yerba y las piscolas. Acompaña a cogotear a los cabros. Le come el pedigrí y el master do a los quiltros de la pobla. Cachero como es, tiene 36 hijos que se parecen a el. Se cree el más bonito. No le gusta que lo bañen.



Qui te pasa perro rechuchatumare que te quebrai tanto?
¿tenis pulga con olor a pino silbestre acaso?
¿comi master tre o master cuatro, chuchetumare?
Ah, la tonta veleidosa, anda a sacarte ese collar que te cuelga agueonao
¡porque no te colgai mejor una garrafa de pisco y conbidai?
Que na, que na


ESTE ES RATATÁN, EL PICBUL CULIAO

Sale baboso o te corto a la cola a mordisco.
Ratatán, el picbul, cachando qe no tenia occion conmigo, bajo la orejas y partio no ma.

Me carga este Ratatán culiao, cada ves que salgo a pasial me lo encuentro con el biejo culiao de su amo, mister espaider, un gringo culiao, ginecologo jubilao, qe lo saca para que el “can haga sus necesidades”.
¡Oye mister espaider, los perritos cagamos, y si no abri la puerta de tu departamento te lo cagamos!, asi que la necesidad no es pal perro agueonao del Ratatán sino pa vo, pa que no tengai que limpirle los mojones en la alfombra, viejo gil espaider.

El Ratatán, es feroz, pero conmigo se le aconchan los meaos.

Ya pensaba irme de vuelta a la casucha, cuando veo que se acerca un sapo culiao con cinco bobermam y el ratatán no vio cuando se acercan callaitos los culiaos, y se le lanzan ensima, y claro, a mi el Ratatán me cae como las gueas, pero no aguanto los abusos. Mister espaider estaba mas nervioso que violador de derecho humano, y yyo me lanse no mas contra estos perros finitos.
Pa qe boi a mentir qe se me abia agrandado el corason y todo lo feros de mi, afloro, y me jui por el lao y ataque. Tres mordiscos en la raja acabaron con el primero, qe se jue llorando donde su amo. El ratatán, envalentonao por mi assion feros, no se agueono na, y ataco con juersa.
A las finales terminé luchando como perro gladiador y les saque la superchucha a los boberman, qe se fueron enteros mordiasquiaos y chorriando sangre.
Ladre, ladré y ladré, hasta que los gueones doblaron la esquina. Recien ahí me tranquilicé, y ratatán, el agueonao, tambien.

-Viste chuchetumare que se puede –le dige.
-Gracias cogollo por defenderme –me dijo.
-Que dai las grasias culiao, si yyo lucho por la justicia no ma, no por vo. Losotro no somo amigo. Yyo no te quiero na
-Pero igual te agradesco, yo soy un perrito que me siento muy solo. Estoy biejo y cansao y tu me salvaste la vida cogollo, eres mi heroe.

Me mosioné y se me iso un nuo en la garganta, pero igual ferosié.

-Y que tanto, voh pensai que yyo soy perro me mamadera, tambien tengo mis pestañas con cana, y a bese también me canso, pensai que soi a pilas durasel chuchetumare.
-Pero cogollo, admiro tu valentia, de verdad.

De pronto llega el ginecólogo gringo, mister espaider y me iba a hacer un cariño y le mostre los dientes.
-Tranqilo cogollo, el qiere agradeserte no ma.

Y deje que el loco me isisera un cariño, pero uno solo. Después de una bolsa de supermercao saco una bandeja de filete y me la entregó y yyo la agarré con el osico.
Agradesio por la carnesita, le pege una languetiá en la mano a mister espaider, y shaaa, el olorcito rico de la colonia del biejo, era un olorsito choriflaite, embolbemte.
Y me di la guelta orgulloso y parti, rumbo a otra parte con el filete en locico.
De lejos el guarisnaqui baboso del Ratatán me pegaa ladrios de agradecimiento, y yo caminaba, sangrante, adolorio pero parado, rumbo a la puesta de sol en un puente del mapocho pa qearme ahí pensando en las gueas que le pasan a los perritos como uno y en el perfume de las manos de mister espaider, un perfume sin duda mu gueno.
Con este peazo e filete, me merecía un guen copete.